El error no ha sido enamorarse, sino no pensar en las consecuencias. Y es que, cuando te enamoras, cabe la posibilidad de que te hagan daño. Era algo que sospechaba, pero hasta ese momento no lo había vivido. Apaga la música y se quita los auriculares. Se tapa y se destapa. Es imposible dormir, demasiados recuerdos que se vuelven insoportables. Necesita escucharlo, no recuerda haber estado tan nerviosa en su vida.
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